lunes, 11 de julio de 2011

En la mesa

El desayuno fue servido en la mesa con una dosis de realidad esta mañana
acompañada de una dulce agua de limón para no pasar tragos amargos, me supongo.

Huevo, tocino, canciones y platica profunda nada mejor para empezar un buen día ¿no creen?
pruebo el primero bocado, algo me sabe raro ¿quizas es la amargaura que siento en mi boca,
el sentido de culpa que no me dejó dormir ayer o las ganas de tenerte y dejarme de todas
estas chingaderas que me atormentan?

Tomo la salsa, eso seguro dará el sazón que busco: una cucharada, mejor dos o tres
definitivamente son tres las que necesito; en la mesa solo el sonido de los tenedores y el
crujir del tocino se escucha, pero cada una de las cabezas sentadas ahí tiene un mundo de
dudas, miedos e incertidumbres sazonando la deliciosa comida que tenemos frente a
nosotros.

Una mente brillante prefiere callar sus demonios y enciende la música y por un momento la
melodía me hizo relajarme, y empece a cantar en mi mente lo que estaba tocando en el
radio; pero ninguna acción que tenemos en nuestras vida deja de tener reacción y empieza
una canción muy conocida.

Esa estúpida canción que habla de USAR, TOMAR, TENER y EXTRAÑAR al mismo tiempo, de
como un vacío no se llena usando un comodín, y de ahí en adelante empezó el repertorio
"rompe bolas" y yo comiendo callada y sonriendo, aguantando el nudo que tengo en mi
garganta.

La voz que se dice llamar mi consciencia empieza a subir la voz diciendome, dormiste.....
bañaste... desayunaste... respetaste... escribiste... TU MUUUUY MAAAALLL, esas últimas 3
palabras retumban en lo mas dentro de mi cabeza; me levanto de la mesa no soporto mas,
me siento en el sillón, tomo la compu, escribo este relato y callo mis demonios con la lista
que hice para esa noche que pasamos juntos...

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